miércoles, 23 de mayo de 2018

Voto por fajardo por Rafael Orduz Medina, Las dos orillas

Voy a votar por Fajardo. Si el sistema me permitiera votar, además, por otro candidato, lo haría, sin vacilar, por De la Calle. No es solo por lo que proponen, por el papel que la educación debe jugar en las sociedades en el implacable mundo globalizado, por su compromiso con una Colombia diversa en paz, por el respeto a la diferencia.
Me agradan porque no son Iluminados o dioses, o auspiciados por los dioses, o Dios, porque el monoteísmo también existe. Porque hay suficiente ilustración acerca de cómo han actuado en su vida pública.
No gritan, no señalan. No usan el dedo índice extendido para amenazar. Simplemente, respetan. No tienen estrategias de mercadeo político al acecho de oportunidades para tirarse al adversario con verdades a medias o simples calumnias, ni equipos de sabotaje en las redes sociales para sofocar las opiniones diferentes con insultos y amenazas.
No están preparando el terreno para invalidar el resultado electoral en caso de perder. Aunque distintas formas de fraude y corrupción han estado a la orden del día en toda la historia electoral colombiana, no caen en el cuento, a priori, de si no gano yo es porque el otro ganó comprando votos o manipulando resultados.
De la misma manera, no excomulgan, porque no son dioses, si algún periodista opina de forma crítica acerca de sus ejecutorias.
No los he visto procurando trepar invirtiendo en la siembra del miedo, en magnificar el peligro que representa el triunfo de uno u otro:  Yo o el Apocalipsis. En realidad, el país es suficientemente complejo para que alguno, dios o delegado de Él, en caso de triunfar, haga lo que le venga en gana. En el fondo, a pesar de sus deseos, no son, tampoco, tan temibles. Lo verdaderamente asustador es su poder de influir en más polarización en un país sufrido y hastiado de violencia que necesita reconciliación.
Fajardo y De la Calle están en desacuerdo, en aspectos cruciales para el país, con las propuestas de sus competidores y procuran discutirlas con argumentos. Sus diferencias programáticas no los ha llevado a denigrar de los seguidores, millones, de uno u otro, porque todos son acreedores de respeto. Se diferencian, así, de los Iluminados, que construyen enemigos a partir de una premisa conocida: no está conmigo, está contra mí, son el enemigo.

En un terreno en el que es más fácil y rentable políticamentepromover el fanatismo,le apuesto al camino difícil de la moderación y la conciliación




Sí, la moderación es, para muchos, aburrida, inoportuna, impertinente, porque en el mundo de fanatismo de los Iluminados el ánimo conciliador es de los cobardes, de los que, supuestamente, no ponen la cara, de los que no señalan en blanco y negro, de los que son incapaces de llamar a las cosas por su nombre. De los que, qué vergüenza, no se preparan para la revancha. ¡Qué flojos!
Es probable que el éxito electoral le sea esquivo a los moderados. Parece ser la tónica, como en el eterno retorno, de quienes son diestros en el arte de la polarización.
Sin embargo, no pierdo la esperanza de que, en un mundo en el que el viento sopla a favor de los que prometen despedazar al rival y lo que éste representa, gane la moderación. Será un sueño, quizás.
En un terreno en el que es más fácil y rentable políticamente promover el fanatismo, le apuesto al camino difícil de la moderación y la conciliación.
Voto por Fajardo.

Óscar López Pulecio, El que es y el que no es.

La propaganda política presenta a Iván Duque como “el que es”, es decir el ungido. Solo en una sociedad teocrática como la tibetana que tiene un proceso de búsqueda del Dalai Lama basado en señales misteriosas o en el Vaticano para la elección del papa con la iluminación del Espíritu Santo, se dan situaciones similares. Esos son naturalmente procesos cuidadosos de selección que llevan a la escogencia de alguien competente, ilustrado, atractivo para el pueblo de los fieles, pero que no está basado en  méritos propios sino en poderes divinos. Como en el Centro Democrático.
La hechura de un presidente es un asunto complicado. Nadie está en realidad entrenado para ser presidente. Lo esencial para ejercer el cargo es tener un liderazgo propio, un reconocimiento previo de la ciudadanía, una agenda clara que se identifique con las necesidades reales de la gente y una independencia a toda prueba para ejecutarla. El poder presidencial en Colombia es tan grande y los problemas tan complejos que es preferible alguien que haya tenido un conocimiento directo del Estado  a través de altos cargos de la administración, pero ni eso ni la edad madura son indispensables. Lo fundamental es que la gente sienta que hay alguien experimentado, responsable y de confianza a la cabeza del Estado, que le garantice sus derechos. Y que se haya ganado ese sitial. No es sitio para ungidos.
Ese liderazgo y esa identificación con las necesidades populares es lo que reclama Gustavo Petro para sí, como otro don divino. Pero se excede en munificencia en el reparto de bienes terrenales que no son suyos. Es fácil decirles a los campesinos del Cauca que se van a repartir entre ellos las tierras de las empresas agrícolas productivas, donde el mayor valor no es la tierra sino el montaje empresarial que genera empleo. Es fácil decirles a los padres de familia que la universidad pública va a ser gratuita para todos sus hijos, sin considerar la limitada capacidad de ellas para aumentar sus cupos, la enorme crisis financiera que tienen y el hecho de que ya hoy las matrículas para los estudiantes de bajos ingresos que son los más son altamente subsidiadas. Es fácil decir que Ecopetrol va a cambiar su objeto social para producir energías limpias, sin considerar el pánico económico que ocasionaría entre sus muchos accionistas. Y es fácil predicar el Socialismo del siglo XXI, olvidando el desastre económico, político y social de Venezuela que es su ejemplo a seguir. Es una prédica irresponsable y engañosa hecha a nombre del supuesto despojo de los bienes nacionales públicos y privados por parte de una élite corrupta. Puro populismo. Petro claramente “no es el que es”.
Y entonces quién ha de ser, Dios mío. Una segunda vuelta entre esos dos seres ungidos por la Divina Providencia pone a la gente a escoger entre Escila y Caribdis, como decían los griegos de esos dos monstruos mitológicos que vigilaban el estrecho de Mesina, de modo que para evitar el uno se caía inevitablemente en el otro. Afortunadamente las encuestas y los pronósticos hacen pensar que no todo está consumado. Hay aparentemente un ajuste de las tendencias de la opinión pública que ha conocido mejor a los candidatos de modo que quienes vienen detrás de los dos beneficiarios de las consultas interpartidistas han ido ganado terreno y aquellos lo han ido perdiendo.

Vargas Lleras ha mostrado su conocimiento y experiencia exitosaen el manejo del EstadoFajardo ha puesto el dedo en la llaga más lacerante de la Nación:la corrupción política

Sorpresas te da la vida. Vargas Lleras ha mostrado su conocimiento y experiencia exitosa en el manejo del Estado, que no es poca cosa y que no poseen sus dos archirrivales y Sergio Fajardo, haciendo su camino al andar, ha puesto el dedo en la llaga más lacerante de la Nación: la corrupción política que permea todas las esferas de lo público y que nace de la manera como se  hace política en Colombia y como se manejan las elecciones.
El voto que reclama Fajardo es un voto de confianza en su convicción de cómo debe hacerse la política, para ello ha adelantado una campaña con pocos recursos sin comprar un voto ni hacer concesiones a nadie. Un poco increíble que sean la decencia y la transparencia en el manejo de lo público, la educación y el reconocimiento que se debe construir sobre lo construido, corrigiendo el camino sin mirar hacia atrás, el centro de una agenda electoral. Pero allí está la génesis de la verdadera revolución que hoy se requiere en Colombia. Ni populismo, ni continuismo, ni revanchismo. Fajardo tiene una carrera política  y un liderazgo nacional trabajado a pulso de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, repitiendo siempre lo mismo durante 20 años. Quizás a ese mensaje ciudadano le haya llegado la hora.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Vivian Morales Retira su candidatura

“Debo asumir la decisión de interrumpir mi candidatura a la Presidencia de la República. Le he enviado mi carta de renuncia a la Registraría Nacional. Les agradezco a los pastores y líderes cristianos que abrazaron nuestra causa en todos los rincones de Colombia, a los miles de voluntarios que dieron lo mejor de su vitalidad y a los expertos en tantos temas que nos colaboraron con pasión y sueños de un mejor país. Resulta difícil encontrar en la memoria una campaña presidencial independiente y limpia, que haya sido atacada con tanta saña y tanta trampa por sus detractores", señaló Morales.



La excongresista acusó a la cúpula del Partido Liberal de arremeter contra su candidatura y de dejarla "sumida en la incertidumbre pública durante la mitad del tiempo legal disponible", Morales también le atribuyó esta decisión al 'bloqueo infame y discriminatorio de grandes medios de comunicación y de sus encuestadores" a su candidatura. 


martes, 1 de mayo de 2018

Opinion sobre Gustavo Petro por Fabio Arias Giraldo, las dos orillas.

Existe hoy un fenómeno político en la aspiración a ser el presidente de la República por la Colombia Humana llamado Gustavo Petro. Este fenómeno está expresado en más de 80 concentraciones que en la plaza pública de los municipios más importantes del país realizó esta campaña con resultados sorprendentes que muestran el fervor y el clamor popular frente a esta candidatura.

Tres circunstancias que pueden explicar ese fenómeno son la paz, la corrupción y la precariedad social y laboral.


La firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc es un hecho histórico, uno de los más importantes desde el punto de vista político en los últimos 53 años. Con ello se ha desarmado la guerrilla de mayor presencia e incidencia en el conflicto armado en Colombia, y por ello eliminar de él este protagonista y lograr desaparecer un actor de la violencia política, es un hecho muy favorable para la lucha política civilista en Colombia.


Hay que anotar eso sí, que este importante hecho se ha venido desarrollando no sin grandes sobresaltos que en algún momento hacen prever un posible fracaso, por los obstáculos que los señores de la guerra y las bandas paramilitares vienen ejerciendo.


Una vez firmado el acuerdo de paz, la sociedad colombiana ha podido conocer múltiples escándalos de corrupción que permanecían ocultos: el escándalo de Odebrecht, el de Reficar, el Cartel de la Toga, la caída del puente del Chirajara y al que hoy asistimos con la circunstancia trágica en la represa de Hidroituango. Todos muestran que la clase política asociada con el gran empresariado en sus meganegocios se han quedado con buena parte de estas inversiones llenando sus bolsillos y fracasando en las obras que debieron hacer.


A estas situaciones hay que agregarle otra forma de corrupción: la evasión tributaria. Según muchos estudios, alcanza más de $40 billones que sumados a los $50 billones de corrupción, consolidan una escandalosa cifra que se le niega a la inversión social.






Colombia es el tercer país más desigual del mundoy tiene la más alta tasa de desempleoen América Latina






En estas circunstancias se vuelve importante y relevante hablar de las condiciones de precariedad social y laboral que vive el país:  la informalidad, el desempleo los bajos ingresos, las líneas de pobreza, la alta desigualdad.  Colombia es el tercer país más desigual del mundo y tiene la más alta tasa de desempleo en América Latina. Ahora que el conflicto armado ha disminuido, nos ha dejado ver otras cosas, y es que atravesamos por una circunstancia del desarrollo económico social y laboral muy desigual y muy precario en Colombia.


Hacia el futuro inmediato, al menos dos candidatos presidenciales, el del Centro Democrático y de Álvaro Uribe, el señor Iván Duque y el candidato de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, sostienen que para resolver los grandes problemas económicos, sociales y laborales del país hay que realizar una nueva reforma tributaria estructural, una nueva reforma pensional y una nueva reforma laboral que flexibilice aún más las condiciones de empleo y de ingresos de los trabajadores.


Estas propuestas regresivas son más de lo mismo y los colombianos van entendiendo que no satisfacen las necesidades que hoy requieren para buscar una mejor condición de vida, cuando la posibilidad de la paz y la lucha contra la corrupción podrían dar una nueva alternativa a estas grandes masas ciudadanas.


Por eso es que Gustavo Petro este 27 de mayo puede convertirse en el fenómeno político más significativo en los últimos 70 años: elegir un presidente por fuera de las élites que nos han gobernado y por tal motivo que luche contra la discriminación y establezca nuevas condiciones económicas, sociales y laborales en el país incluidas obviamente mejores condiciones ambientales y de justicia para la inmensa mayoría de los colombianos.